sábado, 21 de febrero de 2009

Canción del Pirata

José de Espronceda
1840


Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Stambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

jueves, 19 de febrero de 2009

El momento

La felicidad no está en los años, meses, en las semanas,
ni siquiera en los días.
Sólo se la puede encontrar
en cada momento.
“Hoy es el mañana del ayer…”
Además la vida siempre tiene derecho a sorprendernos,
así que aprende a vivir el presente sin ninguno de los traumas del pasado
ni las expectativas del futuro.
Recuerda que la Felicidad no es una meta, sino un trayecto.
Disfruta de cada momento
como si en él se combinaran
tu pasado, tu presente y tu futuro.

El cuerpo...

Mis sentimientos son influenciados por mi postura.
Es importante también que hagas ejercicio,
éste nos libera del estrés
y genera la secreción de endorfinas,
que hacen que nos sintamos bien.
El baile es un buen ejercicio, es un tónico para la salud y...
¡El Tango!
Es un baile sensual que activa los sentimientos.

La Actitud

La Felicidad es una elección
que puedo hacer en
cualquier momento,
y en cualquier lugar.
Mis pensamientos son los
que me hacen
sentir feliz o desgraciado,
no las circunstancias.
Recuerda que lo único
que puedes controlar
en el mundo son
tus pensamientos..
Sé capaz de cambiarte
a ti mismo y el mundo
cambiará contigo.

sábado, 14 de febrero de 2009

Un Padre Se Olvida

Escúchame, hijo: te digo esto mientras yaces dormido, con tu pequeña manita bajo tu cara y tus rizos dorados aplastados sobre tu frente empapada. Me he colado en tu dormitorio, solo. Hace solo unos minutos, mientras estaba leyendo el periódico en el despacho, me ha invadido una sofocante ola de remordimiento. Sintiéndome culpable, he venido junto a tu cama.

Hay cosas en las que estaba pensando, hijo: he estado de mal humor contigo. Te regañé cuando te estabas vistiendo para ir al colegio porque sólo te diste un repaso en la cara con una toalla. Te llamé al orden por no limpiarte los zapatos. Te grité enfadado cuando se te cayeron las cosas al suelo.

Durante el desayuno te encontré faltas, también. Derramaste algo. Engulliste la comida. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiada mantequilla en la tostada. Y cuando te pusiste a jugar y yo me iba a coger el tren, te giraste, me saludaste con la mano y me dijiste “¡Adiós Papá!” y yo fruncí el ceño, y respondí, “¡Echa los hombros hacia atrás!”

Por la tarde empezó todo de nuevo. Cuando venía por la carretera te observé furtivamente, de rodillas, jugando a las canicas. Tenías agujeros en los calcetines. Te humillé ante tus amigos haciéndote andar delante de mí hasta casa. Los calcetines son caros- y si tú tuvieras que comprarlos ¡tendrías más cuidado! Imagínate eso, hijo, ¡de un padre!

¿Recuerdas, más tarde, cuando estaba leyendo en el despacho, cómo entraste tímidamente con una especie de mirada herida en tus ojos? Cuando miré por encima del periódico, impaciente por la interrupción, dudaste ante la puerta. “¿Qué es lo que quieres?” espeté. No dijiste nada, pero corriste a través de la habitación como una exhalación, lanzaste tus brazos alrededor de mi cuello y me besaste, y tus pequeños brazos me apretaron con una ternura que el mismo Dios debió hacer florecer en tu corazón y que, ni aun descuidándola, podría marchitarse. Y, de pronto, te habías ido, dando zapatazos por las escaleras.

Bien, hijo, fue poco después cuando el periódico se me cayó de las manos y un terrible temor enfermizo cayó sobre mí. ¿Qué estaba haciéndome el hábito? El hábito de encontrarte faltas, de regañarte – ésta era la recompensa que te daba por ser un niño. No era que no te quisiera; era que esperaba demasiado de tu juventud. Te estaba midiendo con la misma vara con que medía mis propios años.

Y había tanto que era bueno y hermoso y sincero en tu carácter. Tu pequeño corazón era tan grande como el mismo amanecer sobre las grandes colinas. Esto quedaba demostrado por tu espontáneo impulso de lanzarte y darme un beso de buenas noches. Nada más importa esta noche, hijo. Me he acercado a tu cama en la oscuridad, y me he arrodillado aquí, ¡avergonzado!

Es una forma sutil de expiar mi error. Sé que no entenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana, ¡seré un auténtico papá! Seré tu colega, y sufriré cuando tu sufras, y reiré cuando tú rías. Me morderé la lengua cuando me vengan palabras de impaciencia. Me diré a mismo, como si fuera un ritual: “No es más que un niño, un niño pequeño!” Mucho me temo que te he visualizado como un hombre. Pero tal como te estoy viendo ahora, hijo, acurrucado y agotado en tu cama, veo que todavía eres un bebé. Ayer mismo estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza sobre su hombro. Te he pedido demasiado, demasiado, y aun así he dado muy poco de mí mismo. Prométeme que, cuando te esté enseñando los modales de un hombre, me recordarás cómo tener el espíritu cariñoso de un niño.

Father Forgets
by W. Livingston Larned

Cosas para recordar siempre… y una sola para nunca olvidar

Tu presencia es un regalo para el mundo.
Eres una persona única en un millón.
Tu vida puede ser como tu quieras que sea.
Vive cada día con intensidad.
Cuenta tus alegrías, no tus desdichas.
Lucha contra la adversidad que se te presente.
Dentro de tí hay infinitas respuestas.
Comprende, ten coraje, se fuerte.
No te impongas limites.
Hay tantos sueños que esperan ser realizados!
Las decisiones son tan importantes para librarlas al azar.
Lucha por tu ideal, tu sueño, tu premio.
No hay nada tan desgastante como las preocupaciones.
Mientras más carguemos con un problema, más pesado se hace.
No te tomes las cosas con tanta seriedad.
Vive una vida de serenidad, no de lamentos.
Recuerda que un poco de amor recorre largos caminos.
Recuerda que mucho… es para siempre.
Recuerda que la amistad es una sabia inversión.
Los tesoros de la vida son personas… unidas.
Nunca es tarde.
Transforma lo cotidiano en extraordinario.
Ten salud, esperanza y felicidad.
Pídele un deseo a una estrella.
Y jamás olvides….. ni siquiera por un día… cuan especial eres.

Collyn McCarty

Las etapas de Paulo Coelho

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida
Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario,
pierdes la alegría y el sentido del resto
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos.
Como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos,
dejar ir momentos de la vida que se van clausurando
Terminó con su trabajo?,
¿Se acabó la relación?,
¿Ya no vive más en esa casa?,
¿Debe irse de viaje?,
¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo de su presente
"revolcándose" en los porqués,
en devolver el casette y tratar de entender
por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste sería infinito porque en la vida,
usted, yo, su amigo, sus hijos,
sus hermanas, todos y todas,
estamos abocados a ir cerrando capítulos,
a pasar la hoja, a terminar con etapas o
con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué.
Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar,
hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos,
ni empleados de empresas inexistentes,
ni tener vínculos con quien no quiere
estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, documentos por tirar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar
procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas,
y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja,
hay que vivir con sólo lo que tenemos en el presente!
El pasado ya pasó.
No espere que le devuelvan, no espere que le reconozcan,
no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted.
Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal"
para darle y darle al asunto,
lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas",
ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran,
posibilidades de "regresar" (a qué?),
necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron,
silencios que lo invadieron
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre capítulos.
Dígase a usted mismo que no, que no vuelve.
Pero no por orgullo ni soberbia,
sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar,
en ese corazón, en esa habitación, en esa casa,
en ese escritorio, en ese oficio.
Usted ya no es el mismo que se fué, hace dos días,
hace tres meses, hace un año,
por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo.
Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual,
porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental, amor por usted mismo;
desprender lo que ya no está en su vida.
Recuerde que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo,
nada es vital para vivir porque: cuando usted vino a este mundo
'llegó' sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él,
y es un trabajo personal aprender a vivir sin él,
sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse
y humanamente se puede lograr porque, le repito,
!nada ni nadie nos es indispensable!
Sólo es costumbre, apego, necesidad.
Pero .... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene,
despréndase, sacuda, suelte.
Hay tantas palabras para significar salud mental
y cualquiera que sea la que escoja,
le ayudará definitivamente a seguir
para adelante con tranquilidad.
¡Esa es la vida!

viernes, 13 de febrero de 2009

Hasta luego

El barco está amarrado
irreversible es el tiempo de partir
No diré adios,
No construiré un discurso de lágrimas
Prefiero otras mentiras
Imaginar un viaje de ida y vuelta
Aunque intuya la certeza d
e que no nos volveremos a ver.
Las horas han fluido
y los plazos se vencieron serenamente
Y el juego agotó sus trucos
y sus luminosas ilusiones
Prefiero otras ficciones
y con una leve y perseverante sonrisa
ignorar a los cristales
que internamente estallaron en fragmentos.
La nave se va.
Me voy.
Hasta luego.

J.Kellen, 1985

viernes, 6 de febrero de 2009

El problema...

Cuenta la leyenda que en un monasterio budista ubicado en una ladera casi inaccesible de las frías y escarpadas montañas de los Himalayas, un buen día uno de los monjes guardianes amaneció sin vida. Le hicieron los rituales tibetanos propios para esas ocasiones, llenas de profundo respeto y misticismo.Sin embargo, era preciso que algún otro monje asumiera las funciones del puesto vacante del guardián. Debía encontrarse el monje adecuado para llevarlas a cabo.El Gran Maestro convocó a todos los discípulos del monasterio para determinar quien ocuparía el honroso puesto de Guardián. El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, colocó una magnífica mesita en el centro de la enorme sala en la que estaban reunidos y encima de ésta, colocó un exquisito jarrón de porcelana, y en él, una rosa amarilla de extraordinaria belleza y dijo: - "He aquí el problema. Asumirá el puesto de Honorable Guardián de nuestro monasterio el primer monje que lo resuelva."Todos quedaron asombrados mirando aquella escena: un jarrón de gran valor y belleza, con una maravillosa flor en el centro.Los monjes se quedaron como petrificados, en el más respetuoso silencio, hundidos en sus interrogantes internas…Qué representaría ese bello jarrón con flores?Qué hacer con él?Cuál podría ser el enigma encerrado en tan delicada belleza?Simbolizaría acaso las tentaciones del mundo?Podría ser algo tan simple como que necesitara agua la flor?Eran tantas preguntas…..En momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y … Zaz!! destruyó todo de un sólo golpe.Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo:- "Alguien se ha atrevido no sólo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro nuevo Guardián del Monasterio".En realidad, poco importa cuál sea el problema. Hay problemas cuyo aspecto nos confunde, pues halaga los sentidos. En el fondo sigue siendo un problema. Si es un problema, es exactamente eso: un problema, y precisa ser eliminado, no importa que se trate de una mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran amor que se esfumado; por más hermoso que haya sido la experiencia que has vivido o lo significaba que haya sido la persona con quien has estado, si no existiera más sentido para ello en tu vida, tiene que ser eliminado.Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en su pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida. Un antiguo proverbio Chino dice:"Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de Té, es necesario primero tirar el té, y entonces podrás servir y beber el vino."Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a las personas del pasado que no tienen más sentido que sigan ocupando un espacio en tu mente.Exígete a ti mismo lo que te gustaría exigirles a los demás, y a los demás déjalos tranquilos sin esperar NADA de ellos. Así te ahorrarás disgustos.No te quejes con tu Dios diciéndole que tienes un gran problema, dile a tu problema que tienes un gran Dios.